La palabra “tinaja” viene del latín tinacula, y le da nombre a aquellas vasijas que tienen un perfil ovalado, un fondo y boca reducidos en comparación con la parte media del artefacto, y en ocasiones, para darle estabilidad, se agregan soportes en la base y asas para facilitar su manejo. Las tinajas sirvieron principalmente para guardar granos, como maíz y frijol, aunque también depositaban agua en ellas. La función de estas variaba según su tamaño. Las más grandes servían para almacenar y las más pequeñas como utensilios de cocina. También fueron perfectas para acarrear agua; además, como se les podía colgar del techo, no ocuparon gran espacio dentro de la casa.
La tinaja grande, también llamada tinajón, más profunda y panzuda, ha sido tradicionalmente utilizada para almacenar vino, y los ejemplares medianos para aceite y granos de cereal. Las pequeñas pueden estar vidriadas y usarse para contener líquidos y semilla, y también en la matanza del cerdo. Este tipo de vasijas son reutilizadas en la actualidad como objeto de decoración, ya que crean un ambiente Wabi (La elegante belleza de la humilde simplicidad) Sabi (El paso del tiempo y el subsiguiente deterioro), una tendencia mexicana y ecléctica de la cultura japonesa.